Vértigo
Es una forma de llorar que
me angustia, que no sé cuándo puede acabar. Son lágrimas concurridas que
conozco de hace tiempo.
Tus ojos son un balcón a muchos pisos de altura, donde
gravitacionalmente me siento atraído al abismo, a la caída, al delirio de ti.
Con el tiempo, ya tus ojos no son una caída, ni un espacio
abismal y profundo. Tus ojos son la advertencia, de que no nos podemos mirar.
Vértigo mantienes y siempre serás, sobre el final de la cornisa y sobre la intención de la baranda, el paisaje más empinado. El paisaje: estas ganas de ti.
Y es que tus ojos, mi amor, no son una caída, son un abismo. Yo, temeroso de Dios y de ti, salté contigo, pero sin mí. ¡Huiste! Porque terminaste siendo la mujer espantada y yo el vértigo, porque no me fui con él.
Paradójico, mi amor, que me volví abismo de tu abismo, caída de tu espacio y rascacielos empinado.
Cometí un crimen, por ser más doloroso que tú.
Este manifiesto acepta mi crimen.
Y ¿Qué sería de un crimen sin su reconocimiento?
Y ¿Qué sería de mí sin ti? Un vasto crimen violento, sin intención alguna, sin prestigio y sin estilo.
Esto. Tú. Nos. El crimen; nuestros destinos en forma de nube que se asemejan mucho a las balanzas. A los criminales y a las víctimas.
Sin embargo mi crimen no es ese, porque no eres ni víctima ni victimario. Eres testigo del vértigo, de la caída, de las ganas de ti... Y eso, mi amor, no lo puedes sufrir, porque suficientes caídas han sido para saltar sobre ti.
Vértigo mantienes y siempre serás, sobre el final de la cornisa y sobre la intención de la baranda, el paisaje más empinado. El paisaje: estas ganas de ti.
Y es que tus ojos, mi amor, no son una caída, son un abismo. Yo, temeroso de Dios y de ti, salté contigo, pero sin mí. ¡Huiste! Porque terminaste siendo la mujer espantada y yo el vértigo, porque no me fui con él.
Paradójico, mi amor, que me volví abismo de tu abismo, caída de tu espacio y rascacielos empinado.
Cometí un crimen, por ser más doloroso que tú.
Este manifiesto acepta mi crimen.
Y ¿Qué sería de un crimen sin su reconocimiento?
Y ¿Qué sería de mí sin ti? Un vasto crimen violento, sin intención alguna, sin prestigio y sin estilo.
Esto. Tú. Nos. El crimen; nuestros destinos en forma de nube que se asemejan mucho a las balanzas. A los criminales y a las víctimas.
Sin embargo mi crimen no es ese, porque no eres ni víctima ni victimario. Eres testigo del vértigo, de la caída, de las ganas de ti... Y eso, mi amor, no lo puedes sufrir, porque suficientes caídas han sido para saltar sobre ti.
Comentarios