Inconstante

Me dijeron que volviera
al papel
a la ansiosa idea de vestirme de interrogante
y presumir, toda mi forma
entre las lineas.

Que no importaba
los dibujos
que allí me insinuaran
toda certeza
que no creía posible.

Que no importaba
inmortalizar las letras
pues es demasiado tiempo
sobre una misma caricia
y eso,
según ellos,
justifica su existencia.

Lo que no saben,
es que no vuelvo
porque jamás he estado;
yo no soy el que escribo.

Escribir,
entonces,
es oro en polvo entre los dedos;
una experiencia abrumadora;
una conversación inconsciente
de la cuál no sabemos
si fuimos,
si sinceramente Somos
cuando dejamos media vida en un escrito.

Yo no soy
les digo.
Yo no existo
cuando escribo.
Porque lo allí reflejado
no es mío
es de un Juan Manuel inhóspito
escondido
en algún rincón de mi universo.

Ese Yo inconstante,
regresa,
vuelve y
memoriza por los ojos
acontecimientos diarios.
Sin embargo, vencibles
para las reflexiones cotidianas.

Empero, él
con alma mitológica,
con alma encendida
descifra insondablemente
por un proceso que desconozco
todo lo que mi cerebro conoce
y lo vuelve
poesía.

Entonces él
resignifica
cada espacio
cada hoja
y la vuelve una historia
que no se parece
ni a nadie
ni a el
ni a mi.

Ni a nadie
porque la historia es idéntica consigo misma
en tanto
es producto de un proceso que desconozco
que algunos llaman musa
otro expediente...

Yo lo llamo deudas
deudas inmortales
deudas con el Yo
que no quiere morir
ese Yo que le dice al papel
!Aquí estoy
y aquí me quedo!

Y no se parece
ni a mi
ni a el
porque
al fin y al cabo
todos Somos poesía.

Comentarios

Entradas populares