Oda al arte -como palabra y paradoja-

Pero ¿Qué puede decirse del hombre, sino, que es una leve paradoja?
Asumimos con vehemencia que nuestra vida como especie humana, no es más que una depravación, una especie de mitomanía que ha generado todo un sistema absurdo y banal. Sin embargo, en su falacia argumentativa, generaliza el hecho de que todo lo producido por el hombre es una banalidad, o algo que esconde un interés oculto, lo que de cierta forma lo vicia y lo hace cuestionable. Empero,cuando se habla de la palabra "arte", los ojos se vuelven estrellas y la boca un jardín de flores rebosantes en halagos a su artista favorito. Olvidan por completo el aspecto antropomórfico del arte, y lo divinizan, algo así como un ser supremo que a través de sus pasiones nos transmite intensidad, fuerza, toda esa magia inefable y sublime que nos permite vivir, magia inmortal ajena a los humanos.
Odian al ser humano, pero aman el arte, aún cuando este es absolutamente humano. 
¡Uroboros en su máxima expresión; un serpiente que se muerde la cola!

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