Carta a los impostores
Hay que reafirmar la vida todos los días. Y la vida se reafirma mediante la voluntad, el actuar, el hacer. La procrastinación es la forma más horrenda de despreciar la vida y la pereza el peor de los males. La vida y su curso natural implica movimiento, actividad, rigor. El parásito Kafkiano, el ser que no sirve para nada, es la mejor forma de despreciar la existencia. Pero, ahora hay un nuevo parásito que ha creado esta modernidad liquida, y es el hombre que trabaja sin ningún tipo de propósito, que lo hace por el afán apenas lógico de tener capacidad adquisitiva. Y son unos idiotas útiles, porque si bien sirven al sistema y no son perezosos en el sentido estricto de la palabra, si lo son en un sentido social, o si se quiere, en un sentido político. Porque generan dinero pero dinero que se vuelve basura (literalmente), que no impacta a nada y a nadie, solo satisface sus necesidades básicas y con suerte uno que otro lujo que puedan permitirse.
Hay una pandemia actual y es la depresión que atraviesa el 90% de la población trabajadora. Y esa depresión ocurre y es apenas lógico que así sea, porque cada vez más sentirnos especiales o útiles al mundo es cada vez más difícil, y claro ¿Cómo no? si lidiamos todos los días con un espectáculo de medios y publicidad que tienen como único propósito la imbecilización del ser, la minimización de sus virtudes, la desastrosa necesidad de hacernos creer que tenemos que consumir para ser alguien.
Hombre, mujer ¿Qué está haciendo con su vida? ¿Para quién o para qué trabaja? Hay que empezar a plantearnos esta pregunta, de lo contrario el ocaso de nuestro sistema cultural y de principios se avecina, y en ese ocaso también se suma su animosidad, su sentido de estar vivo.
Yo creo que la respuesta es simple: lo más lógico es que trabajemos para mejorar la vida del otro y como resultado implícito sentir como mejora mi vida. No al revés. No es como en el avión que primero me pongo el oxigeno yo para ponerselo al de al lado. No. Esto no es un avión y la ecuación no es tan simple.
La solución, amig@, a toda su ansiedad, su depresión existencial, su inevitable "absurdo de la vida" es porque usted no ha entendido que SERVIR para SERVIRNOS, es la única verdad.
Así que, cuál va ser la pregunta ¿Cuánto gano en este trabajo? o ¿Qué tan útil es este trabajo para la comunidad, y por ende, para mi? Y no, no es moralismo, no es ni siquiera un escenario axiológico, es simple y llanamente sentido lógico: si nos hacemos más fuertes y somos más felices cooperando y no compitiendo ¿Por qué dedicar mi vida a mi propia satisfacción, a la ilusoria y frívola idea de que dedicarme solo a mi mismo es sinonimo de felicidad? ¡El mito de la soledad!
Sigamos construyendo utopías, no importa si no se realizan, no importa si quedan a medias, lo que importa es haber sido parte de ellas.
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