Abro comillas

La naturaleza es muda.
No se inmuta frente a la presencia de golondrinas
de cuando en cuando se entera de sus luciérnagas
de su poética forma de velar, una pequeña promesa, de la noche, de la luna.

La naturaleza sigue muda, en un silencio envolvente e ineludible
un silencio cómodo, magistral, sustancial, cercano...
un silencio que no duele, un silencio de sapos y grillos, de nidos de pájaro
un silencio azul, un silencio que no se desvanece en el espacio.

La naturaleza no promete, no cumple juramentos, no guarda secretos
no pide consejos, no retrata cumplidos, no se siente halagada...
no necesita sentirse, no necesita cersiorarse, no piensa, no siente. Está.
La naturaleza, esa, de sapos y de grillos, de luciérnagas y olas
de cantos y ruidos, de comas y comillas, de tan alta literatura que no la han definido todavía.
Alta tarea sería, describir sus momentos, sus silencios y sus ataques de ira
pero aun no lo han hecho, ya decía, que describir lo indescriptible
sería matar al poeta...

Yo me quedo con ella, con su ocupada tarea de vestirse de noche y de día.
La miro de lejos, de todos los colores, pensando en su vida y sus formas.
Yo me quedo con ella, imaginando el día, de citarla sin comillas.






Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Es cálido leerlo pues: "Todos nosotros sentimos cierta satisfacción narcisista cuando observamos un cuadro en el que aparece nuestra imagen" -L. Berger-

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