Astronautas

De pequeño siempre pensé que la luna me seguía, pero todo obedecía a un pensamiento fugaz, efímero, de esos que se pasan por la cabeza cuando estas de viaje y levantas la mirada y la ves ahí, en el cielo, siguiendo tus pasos y tus pulsos. Jamás lo pensé por vanidoso o por presumir con mis compañeros de clase que la luna me seguía, no, en realidad alguna extraña circunstancia metafísica me hacía creer en ello. 

Una vez de pequeño me enteré que definitivamente uno crece y que es ineludible el paso del tiempo. En una clase contesté una pregunta típica y ciertamente deformada que se responde con el decoro de un deseoso niño de 6 años:

"Cuando grande, quiero ser astronauta"

Siempre levantaba la mano con seguridad, con el gesto de un niño afanado que busca ser escuchado, ser escuchado en virtud de un deseo y no de la viciosa vanidad de resaltar.

Cuando llegaba al colegio, todo se resumía a un exhausto día de sonrisas, tablas de multiplicar, una que otra mentira y una mirada fugaz a la niña de colas rosadas que siempre me gustó. No recuerdo como se llama, pero la llevaba todos los días a la luna después de la 1 de la tarde. A la 1 de la tarde no veía la luna, pero ella me veía y yo la seguía. Por eso a veces pensaba que ella era un astronauta y yo la luna.


Luego, llegaba a casa: lo primero era mi papá y mi mamá detrás de él esperando con ubicada ansiedad (ubicada porque su preciosa ansiedad siempre residía en sus brazos) un abrazo mío. Nada mejor que eso. Nada mejor que darte cuenta que no existe una luna, sino tres.


Con el tiempo se me cayeron los dientes, la tez rosada y uniforme de la cara, la simetría admirable de un niño de 6 años. Con el tiempo se cayeron muchas cosas, se cayeron los juicios, los deseos y termine discutiendo con la luna. Ya no me seguía. Ya no la seguía. Ya no era astronauta. Ya no estaba mi papá. 

Con el tiempo se fue su amistad, su ansiosa necesidad del abrazo. Con el tiempo ya no se trataba de la luna, se trataba de él. Con el tiempo crecí, conocí otros sujetos, que no creen ni en la luna ni en los astronautas. Espero no volverme así. 

Quiero seguir creyendo que la palabra sujeto es sinónimo de persona, mas no, del verbo sujetar.




Comentarios

Entradas populares