movimientos vivos (capítulo II) #FILOSOFÍADEBOLSILLO
El bien no es algo que nos haya tocado por naturaleza propia. En algún momento debemos desarrollar dentro de nosotros toda nuestra espiritualidad para enfocarla de buena manera a lo que podamos resolver e indefectiblemente a nuestras circunstancias. Por naturaleza propia nos ha tocado un mundo de multitudes, por tanto, pluriofensivo. Entre mas personas existan, mas alta es la posibilidad de que podamos deformar nuestra realidad a partir de las malas acciones (lo que en otro ensayo denomino "maldad") no porque sea natural sino porque la colectividad misma nos exige velocidad; nos pone en el mismo punto de fuga de muchas personas diferentes y eso ineludiblemente nos lleva a la colisión entre nosotros mismos. No es lo mismo dos monedas cayendo a un poso que un completo bulto lleno de oro. Resonará a la distancia y chapoteará mucha mas liquidez las dos monedas de oro que el bulto... pero esto, para muchos otros, es diferente. Por tanto, la misma naturaleza nos exige una velocidad abrumadora con horarios de oficina y recurrentes responsabilidades académicas que lo único que hacen es que el hombre pierda la noción del tiempo. Porque un reloj no es el tiempo, señores, una cosa es la ubicación espacial que tengamos sobre el tiempo respecto de como la tierra girar al rededor del sol y determina dichos factores, pero esto, es distinto a que sepamos algo del "tiempo". Muchos defensores de la retórica han sacado pecho adulando que los sinónimos abrevian la comunicación haciéndola mas sencilla, pero nada mas aberrante que esto, puesto que, la significación de las palabras y lo que intentan evocar deben entenderse de manera individual sin que eso afecte el contexto; no es que este aconsejando crear eruditos de la palabra ni mucho menos, solo, un poco de respeto por lo que cada palabra aisladamente intenta traducirnos. Esto sea dicho teniendo en cuenta que la ubicación del tiempo no puede ser tomado como "sinónimo" (si se me permite la comparación) del tiempo. Ahora mismo no puedo ocuparme de algo que no solo importantes literatos sino brillantes científicos han querido explicar, como es el tiempo, sus consecuencias, su genealogía, su determinación y muchos otros conceptos que escapan a mi en este momento. Lo importante es que se entienda muy esbozadamente, que estos dos conceptos mencionados (tiempo y ubicación espacial del tiempo) no son lo mismo.
Entonces, el tiempo que se nos escapa por medio de nuestra intimidad y rutina, es un tiempo tan absurdo y sin sentido que inevitablemente entramos en su juego y perdemos por una basta y arrasadora cantidad de individuos que están en nuestra misma situación; nos hemos llevado a un abismo social impresionante donde todos absolutamente todos tienen la culpa pero ninguno, juzgado de manera concreta, resultaría imputable. Esto es una paradoja, una verdad, entonces, porque se curva y se responde así misma desde su opuesto... ahora ¿qué hacer con una verdad? ¿Qué hacer con una aguja que no ha empezado a enebrarse?
No mucho, quizá, pero lo que aquí se desarrolla es fundamental para entender como por naturaleza "social" (no se si primitiva) nos toca por instinto de supervivencia y adaptación, ser insensibles. Prefiero este término que decir "malos", "buenos" o "crueles", porque a su modo cada traducción de dichos conceptos puede terminar por arrollar la reflexión que intento sea neutral y no sea óbice para vanas pretensiones (lo que aquí se explica, es en tono de sugerencia, no de consejo ni mucho menos de misiva). Por tanto, sensibles como seres que desarrollan una sensibilidad "aparente" en el sentido de que no es "real" en tanto no es creada por ellos, sino, por una colectividad de otros "ellos". Sigue siendo paradójico, como un "Aleph" conceptual, pareciera un fractal que se repite así mismo infinitamente. Es una explosión mental, es atómico lo que aquí se dice porque es irrenunciable de manera colectiva. Afortunadamente el hecho de que existan tantos humanos nos da un poco de privacidad y poder desaparecer "en la esfera social" sin ser advertido por algún otro. Entonces, podemos llegar a "ser" si queremos. El "querer" entiéndase de la forma mas Nietzscheana posible como la voluntad de "poder", siendo este el motor inmóvil, el principio de las cosas, la dimensión mas proba por encima incluso de la gravedad; si hay algo después de un agujero negro, debe ser la voluntad de poder... cruzar ese horizonte de eventos nos tiene que llevar a ese lugar, ese pequeño y reducido lugar que nos explica de manera bondadosa su infinidad, su reducida y pequeña explicación de infinidad a partir de los actos, la utilidad de la reflexión creada por manos que construyen, edifican, sonríen gustosamente al hombre nuevo. Pero, horizontes de eventos hay pocos y reflexiones referidas a ellas aún mas... lo poco que puedo decir ahora es que al menos nos hemos dado a la tarea de significar supersticiosamente (siguesiendometafísica) lo que para nosotros es la voluntad de poder y como este explica el principio de todas las cosas. En todo caso, lo aquí se menciona es que vivimos en dos naturalezas distintas pero constantes que solo han convivido consigo mismas sin saber que exista una u otra. Se alternan, juegan rayuela y se turnan el acontecimiento que dominan (el humano es un accidente bastante folclórico que he denominado "acontecimiento"). Es decir, por fuera, una sociedad enferma que ya vive su propia distopia, nos exige por naturaleza propia renunciar a toda nuestra primitiva esencia, dándonos calificaciones miserables y cuadriculadas o algún nombre propio y apellido que constituirá algo denominado "estado civil" y que por muy favorable que sea tener nombres propios y una vida de "dos puntos" que responde frente a cualquier inquietud de la consciencia, no deja de ser algo frustrante que nuestro cerebro, y sobre todo, nuestra espiritualidad, nos permita algo mas grande y renunciemos a ello. Poco a poco intento esbozar lo que para mi significa el hecho de que existe un universo allá afuera tangible y de colores vivos y sobrepasado sobre sí, pero que por mas esfuerzos que tenga no puede sobrepasarnos a nosotros. Ahora, la tarea de ocuparnos del "nosotros" es una tarea que solo puede ser ocupada por la poesía, y de eso, señores, se ha dicho muy poco.
El yo,
el yo interior
el "yo soy":
"Yo creo"
"Yo interpreto"
Es un Yo,
esquivo;
perpetuo;
vanidoso.
El "yo" interior
el "yo" ser, a través de otros
el pensar para saber
es un ser
completo
cierto;
empero
como cualquier tercero
fútil.
Entonces
"Yo"
el ajeno.
Yo, el imposible
tan despampanante
creo que somos
con nosotros mismos
y nadie mas.
Lo interpreto
siempre
tan esquivo...
Tan "yo"
ni sabía.
Tan "yo"
ni me enteraba
que
solo Soy
nada mas.
Ezequiel, absorto en mis pensamientos he decidido enviarte esta carta, que quizá también es para mí. Asúmelo, y regresa con todos tus criterios. Lo que ocurrió seguirá ocurriendo:
Nosotros, daremos bienvenida a la fascinante historia de los "humanos sobrepuestos". ¡Bendita sean sus costumbres! El tiempo se ha reído de todos nosotros cuando vanamente creemos que tiempo es un sol que sale a determinadas "horas" en determinados "puntos". No, señores, es un braile lo que aquí me dicen del tiempo, una adivinanza, un juego de tacto de lo mas sucio. Es increíble como el ser humano se ha programado según su sol y su luna. Jamás han conocido un océano de cerca o la furia irascible del rayo. Dinamita toda la que absorben como sociedad, dinamita y pólvora inútil que solo revienta sobre unos pocos conscientes, y estos acobardados huyen a las "montañas" a predicar "la felicidad". ¿Cómo no? !Como no van a ser miserablemente felices, si ni viven con nosotros! Es curioso como salen estos falsos profetas, aduladores y "hombres de negocios" hablar de la felicidad como si fuera un asunto de asientos y crispetas. ¡Jamás! la felicidad es un concepto de ojos cerrados, de pestañas pesadas que irrumpen con el equilibrio bío-mecánico del ojo y lo enceguecen por instinto, por necedad y juicio. Entonces, la felicidad, ese "ser" espiritual que se crea a partir del yo, del yo imposible, del yo interpreto, del yo alivio Es un ser que existe y que puede reinventarse así mismo. Contradecir para quien crea conocimiento es un acto de amor y creer que la felicidad es una arrolladora y decapitada reflexión inmutable al tiempo lo es, no esta mas que anquilosado sobre su propia curva y no hay tristeza mas grande para, quien esta llamado a ser un círculo y curvarse sobre sí, no continuar con la hermosa idea de sí mismo. La felicidad entonces es una curva y no puede ser siempre lo mismo ni llamarse como se llamaba antes; es contraproducente pensar que todo pensamiento existencial va ser el mismo teniendo en cuenta que la existencia son dos universos distintos y por tanto ajenos a nosotros. Es decir, la felicidad muta como el fuego sobre el pastal, lo resignifica y trae consigo nuevos paisajes y nuevos idilios, nuevas nostalgias que nos encaminan a volver a construir sobre lo destruido para volver a retornar. Aquí entonces todo se curva, todo regresa, todo es un fractal, el tiempo es lo mismo a un lado que al otro, que arriba o abajo, el tiempo que nos toco como hijos de la gravedad ha sido uno solo y se le ha definido de la forma mas grosera y bufona para acabar con nuestro espíritu. El ser entonces, el ser que se curva sobre si es un ser que vive en medio de dos extremos, de dos universos, del externo y el interno, del fuego y el pastal. Es así como ineludiblemente el círculo vuelve y saca pecho por la explicación de las cosas, dejando ver que su esencia misma es una exhortación al campo del "todo" del "arriba - abajo" como lo mismo. Esto, sin embargo, es también una invitación a rodar... y por supuesto, pocos son los que acostumbrados por el ineludible paso del tiempo en sus vidas, están dispuesto a curvarse para empezar a rodar.
No se a donde, pero los movimientos mas vivos son los que constantemente son lo mismo, sin crear expectativa alguna, por tanto, sin crear un rol, y entonces, son, por su mera forma de rodar, son inevitablemente su función. Como si por primera vez un fenómeno, un acontecimiento, con su bella sencillez explicará y abarcará la dificultad de la perfección, con solo un movimiento. Entonces,se explica a través de sí, y no de otro. Por esto la verdad es una curva, y el bien es una curva y llegar a ella no es tarea sencilla.
Entonces, el tiempo que se nos escapa por medio de nuestra intimidad y rutina, es un tiempo tan absurdo y sin sentido que inevitablemente entramos en su juego y perdemos por una basta y arrasadora cantidad de individuos que están en nuestra misma situación; nos hemos llevado a un abismo social impresionante donde todos absolutamente todos tienen la culpa pero ninguno, juzgado de manera concreta, resultaría imputable. Esto es una paradoja, una verdad, entonces, porque se curva y se responde así misma desde su opuesto... ahora ¿qué hacer con una verdad? ¿Qué hacer con una aguja que no ha empezado a enebrarse?
No mucho, quizá, pero lo que aquí se desarrolla es fundamental para entender como por naturaleza "social" (no se si primitiva) nos toca por instinto de supervivencia y adaptación, ser insensibles. Prefiero este término que decir "malos", "buenos" o "crueles", porque a su modo cada traducción de dichos conceptos puede terminar por arrollar la reflexión que intento sea neutral y no sea óbice para vanas pretensiones (lo que aquí se explica, es en tono de sugerencia, no de consejo ni mucho menos de misiva). Por tanto, sensibles como seres que desarrollan una sensibilidad "aparente" en el sentido de que no es "real" en tanto no es creada por ellos, sino, por una colectividad de otros "ellos". Sigue siendo paradójico, como un "Aleph" conceptual, pareciera un fractal que se repite así mismo infinitamente. Es una explosión mental, es atómico lo que aquí se dice porque es irrenunciable de manera colectiva. Afortunadamente el hecho de que existan tantos humanos nos da un poco de privacidad y poder desaparecer "en la esfera social" sin ser advertido por algún otro. Entonces, podemos llegar a "ser" si queremos. El "querer" entiéndase de la forma mas Nietzscheana posible como la voluntad de "poder", siendo este el motor inmóvil, el principio de las cosas, la dimensión mas proba por encima incluso de la gravedad; si hay algo después de un agujero negro, debe ser la voluntad de poder... cruzar ese horizonte de eventos nos tiene que llevar a ese lugar, ese pequeño y reducido lugar que nos explica de manera bondadosa su infinidad, su reducida y pequeña explicación de infinidad a partir de los actos, la utilidad de la reflexión creada por manos que construyen, edifican, sonríen gustosamente al hombre nuevo. Pero, horizontes de eventos hay pocos y reflexiones referidas a ellas aún mas... lo poco que puedo decir ahora es que al menos nos hemos dado a la tarea de significar supersticiosamente (siguesiendometafísica) lo que para nosotros es la voluntad de poder y como este explica el principio de todas las cosas. En todo caso, lo aquí se menciona es que vivimos en dos naturalezas distintas pero constantes que solo han convivido consigo mismas sin saber que exista una u otra. Se alternan, juegan rayuela y se turnan el acontecimiento que dominan (el humano es un accidente bastante folclórico que he denominado "acontecimiento"). Es decir, por fuera, una sociedad enferma que ya vive su propia distopia, nos exige por naturaleza propia renunciar a toda nuestra primitiva esencia, dándonos calificaciones miserables y cuadriculadas o algún nombre propio y apellido que constituirá algo denominado "estado civil" y que por muy favorable que sea tener nombres propios y una vida de "dos puntos" que responde frente a cualquier inquietud de la consciencia, no deja de ser algo frustrante que nuestro cerebro, y sobre todo, nuestra espiritualidad, nos permita algo mas grande y renunciemos a ello. Poco a poco intento esbozar lo que para mi significa el hecho de que existe un universo allá afuera tangible y de colores vivos y sobrepasado sobre sí, pero que por mas esfuerzos que tenga no puede sobrepasarnos a nosotros. Ahora, la tarea de ocuparnos del "nosotros" es una tarea que solo puede ser ocupada por la poesía, y de eso, señores, se ha dicho muy poco.
El yo,
el yo interior
el "yo soy":
"Yo creo"
"Yo interpreto"
Es un Yo,
esquivo;
perpetuo;
vanidoso.
El "yo" interior
el "yo" ser, a través de otros
el pensar para saber
es un ser
completo
cierto;
empero
como cualquier tercero
fútil.
Entonces
"Yo"
el ajeno.
Yo, el imposible
tan despampanante
creo que somos
con nosotros mismos
y nadie mas.
Lo interpreto
siempre
tan esquivo...
Tan "yo"
ni sabía.
Tan "yo"
ni me enteraba
que
solo Soy
nada mas.
Ezequiel, absorto en mis pensamientos he decidido enviarte esta carta, que quizá también es para mí. Asúmelo, y regresa con todos tus criterios. Lo que ocurrió seguirá ocurriendo:
Nosotros, daremos bienvenida a la fascinante historia de los "humanos sobrepuestos". ¡Bendita sean sus costumbres! El tiempo se ha reído de todos nosotros cuando vanamente creemos que tiempo es un sol que sale a determinadas "horas" en determinados "puntos". No, señores, es un braile lo que aquí me dicen del tiempo, una adivinanza, un juego de tacto de lo mas sucio. Es increíble como el ser humano se ha programado según su sol y su luna. Jamás han conocido un océano de cerca o la furia irascible del rayo. Dinamita toda la que absorben como sociedad, dinamita y pólvora inútil que solo revienta sobre unos pocos conscientes, y estos acobardados huyen a las "montañas" a predicar "la felicidad". ¿Cómo no? !Como no van a ser miserablemente felices, si ni viven con nosotros! Es curioso como salen estos falsos profetas, aduladores y "hombres de negocios" hablar de la felicidad como si fuera un asunto de asientos y crispetas. ¡Jamás! la felicidad es un concepto de ojos cerrados, de pestañas pesadas que irrumpen con el equilibrio bío-mecánico del ojo y lo enceguecen por instinto, por necedad y juicio. Entonces, la felicidad, ese "ser" espiritual que se crea a partir del yo, del yo imposible, del yo interpreto, del yo alivio Es un ser que existe y que puede reinventarse así mismo. Contradecir para quien crea conocimiento es un acto de amor y creer que la felicidad es una arrolladora y decapitada reflexión inmutable al tiempo lo es, no esta mas que anquilosado sobre su propia curva y no hay tristeza mas grande para, quien esta llamado a ser un círculo y curvarse sobre sí, no continuar con la hermosa idea de sí mismo. La felicidad entonces es una curva y no puede ser siempre lo mismo ni llamarse como se llamaba antes; es contraproducente pensar que todo pensamiento existencial va ser el mismo teniendo en cuenta que la existencia son dos universos distintos y por tanto ajenos a nosotros. Es decir, la felicidad muta como el fuego sobre el pastal, lo resignifica y trae consigo nuevos paisajes y nuevos idilios, nuevas nostalgias que nos encaminan a volver a construir sobre lo destruido para volver a retornar. Aquí entonces todo se curva, todo regresa, todo es un fractal, el tiempo es lo mismo a un lado que al otro, que arriba o abajo, el tiempo que nos toco como hijos de la gravedad ha sido uno solo y se le ha definido de la forma mas grosera y bufona para acabar con nuestro espíritu. El ser entonces, el ser que se curva sobre si es un ser que vive en medio de dos extremos, de dos universos, del externo y el interno, del fuego y el pastal. Es así como ineludiblemente el círculo vuelve y saca pecho por la explicación de las cosas, dejando ver que su esencia misma es una exhortación al campo del "todo" del "arriba - abajo" como lo mismo. Esto, sin embargo, es también una invitación a rodar... y por supuesto, pocos son los que acostumbrados por el ineludible paso del tiempo en sus vidas, están dispuesto a curvarse para empezar a rodar.
No se a donde, pero los movimientos mas vivos son los que constantemente son lo mismo, sin crear expectativa alguna, por tanto, sin crear un rol, y entonces, son, por su mera forma de rodar, son inevitablemente su función. Como si por primera vez un fenómeno, un acontecimiento, con su bella sencillez explicará y abarcará la dificultad de la perfección, con solo un movimiento. Entonces,se explica a través de sí, y no de otro. Por esto la verdad es una curva, y el bien es una curva y llegar a ella no es tarea sencilla.
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