Eso somos.
Seré breve:
dime, donde debo morir
para no acercarme nunca.
Dime, donde he de vivir
porque yo no tengo la culpa
nunca he sabido elegir...
Eso somos,
una suma de elecciones y de cuerpos
de texturas y formas
de caras que no reconocemos.
Una incertidumbre;
la femme fatal
que huye.
Al final, solo queda el lirismo del poeta
su fantasía sin rigor
su indelicado prejuicio.
Al final, solo queda el recuerdo de lo dicho
no lo dicho en sí;
como recordar la luz por su sombra,
como recordar tu voz por tu nombre.
Y eso somos
proyecciones, texturas, formas
huellas de otros
donde reconocemos dicha incertidumbre.
Recordamos la sensación del abismo
no el abismo;
recordamos el poema,
no el poeta.
Yo no se de geografía,
ni de historia,
se de poesía
que quizá, es saberlo todo.
Y el todo es nada
cuando pienso,
cuando vivo.
dime, donde debo morir
para no acercarme nunca.
Dime, donde he de vivir
porque yo no tengo la culpa
nunca he sabido elegir...
Eso somos,
una suma de elecciones y de cuerpos
de texturas y formas
de caras que no reconocemos.
Una incertidumbre;
la femme fatal
que huye.
Al final, solo queda el lirismo del poeta
su fantasía sin rigor
su indelicado prejuicio.
Al final, solo queda el recuerdo de lo dicho
no lo dicho en sí;
como recordar la luz por su sombra,
como recordar tu voz por tu nombre.
Y eso somos
proyecciones, texturas, formas
huellas de otros
donde reconocemos dicha incertidumbre.
Recordamos la sensación del abismo
no el abismo;
recordamos el poema,
no el poeta.
Yo recuerdo la caricia
más que la piel.
El tiempo de aliado.
Es como una mentira pequeña,
sutil,
que va decorando nuestra historia
hasta volverla abstracta.
Eso somos, un mar de momentos.
Es como una mentira pequeña,
sutil,
que va decorando nuestra historia
hasta volverla abstracta.
Eso somos, un mar de momentos.
Yo no se de geografía,
ni de historia,
se de poesía
que quizá, es saberlo todo.
Y el todo es nada
cuando pienso,
cuando vivo.
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