Es #FILOSOFÍADEBOLSILLO
Primero debemos definirnos, después, construir tal definición.
De nada sirve una vida que, con decoro y sin remordimiento, reconoce que su vida es niñez, alegría y plenitud. De nada sirve porque nada enseña; lo importante de tal premisa, es entender la frase que implicitamente nos insinua "quien no sufre, no es; quien no es, no vive". Además, es entender que una vida alegre y plena se encontrará con facilidad en las niñez (y todo por las circunstancias que le rodean, puesto que, el niño no en todo espacio es feliz), más no, en una vida adulta donde ineludibelemente cambiamos y nuestro cerebro decide olvidar violentamente nuestro pasado, nuestro camino, nuestra proyección (porqué no hay mejor punto de fuga, que aquél que emerge de la profundidad, y no de la superficie).
La importancia de definirnos, no solo recae en una mera reflexión filosófica. No; todo lo contrario, es una premisa que implicitamente nos exhorta a que conozcamos nuevamente nuestra niñez (en caso de tener buena memoria, sería recordar, por supuesto) y bajo el concepto que recobramos del pasado, podamos construír un mejor "yo soy".
¿Por qué piensan que lo digo con aire nostálgico? Jamás, lo digo con alegría y efervescencia porque sé que es una verdad parcial que temporalmente puede reducir sus angustias y hacer su vida mucho mas bella. Definirnos, pues, es la capacidad que tenemos de conservar nuestro "yo pasado" (que, a su vez, es el yo sufrí, yo amé, yo morí; acontecimientos indispensables que no deben olvidarse) y poder configurarlo bajo un nuevo módelo, mas adaptado a las circunstancias presentes y, lo mas importante, ser feliz con lo que se piensa, y de algun modo que esa felicidad fecunde con su finalidad sus mas próximos linderos; ser feliz con los demás; ser; hacer feliz a los demás, en aras de garantizarle a la existencia que nuestra vida ha sido digna de mortalidad, y que, independientemente de la tristeza que me abriga, por entender las vicisitudes de la muerte y lo que me sugiere el mas allá, me siento recompensado en tener la posibilidad de generar utilidad en el gesto. Ser el motor inmóvil de un recuerdo. Sonrisa.
Ser caos y virtud, orden y defecto en la vida de cualquier individuo. Sugerir, por supuesto.
¡Definirnos! y construir esa definición apartir de lo que sabíamos, lo que sabemos y lo que vamos a saber. Respecto a lo susodicho, definirnos es hacer de nuestra existencia, la delicia, el placer y el tugurio de un tercero y con eso sugerir con soberana tranquilidad, que hemos existido en función del sentimiento de otro, que somos no lo que creemos ser, sino lo que los demás creen de nosotros. Así, nace un individuo que se define a partir del gesto de aquel, del movimiento de otro, de su aliento de olivo. Espejos.
Es, pues, vivir para germinar y explotar con recalcitrante vitalidad la existencia de un tercero, en virtud de sentir que fuímos, porque otro nos permitió Ser.
¿Y qué es Ser? -Dirían los heróes ¿Y qué es "Yo soy"? -Dirían los entusiasmados. Y, para consuelo de los débiles, he aquí mi verdad: ser feliz, es Ser con la expresión de otro Ser, y convertirnos en la reflexión del mismo.
Y si ser feliz no les atrae; bueno, que esa sea su felicidad.
De nada sirve una vida que, con decoro y sin remordimiento, reconoce que su vida es niñez, alegría y plenitud. De nada sirve porque nada enseña; lo importante de tal premisa, es entender la frase que implicitamente nos insinua "quien no sufre, no es; quien no es, no vive". Además, es entender que una vida alegre y plena se encontrará con facilidad en las niñez (y todo por las circunstancias que le rodean, puesto que, el niño no en todo espacio es feliz), más no, en una vida adulta donde ineludibelemente cambiamos y nuestro cerebro decide olvidar violentamente nuestro pasado, nuestro camino, nuestra proyección (porqué no hay mejor punto de fuga, que aquél que emerge de la profundidad, y no de la superficie).
La importancia de definirnos, no solo recae en una mera reflexión filosófica. No; todo lo contrario, es una premisa que implicitamente nos exhorta a que conozcamos nuevamente nuestra niñez (en caso de tener buena memoria, sería recordar, por supuesto) y bajo el concepto que recobramos del pasado, podamos construír un mejor "yo soy".
¿Por qué piensan que lo digo con aire nostálgico? Jamás, lo digo con alegría y efervescencia porque sé que es una verdad parcial que temporalmente puede reducir sus angustias y hacer su vida mucho mas bella. Definirnos, pues, es la capacidad que tenemos de conservar nuestro "yo pasado" (que, a su vez, es el yo sufrí, yo amé, yo morí; acontecimientos indispensables que no deben olvidarse) y poder configurarlo bajo un nuevo módelo, mas adaptado a las circunstancias presentes y, lo mas importante, ser feliz con lo que se piensa, y de algun modo que esa felicidad fecunde con su finalidad sus mas próximos linderos; ser feliz con los demás; ser; hacer feliz a los demás, en aras de garantizarle a la existencia que nuestra vida ha sido digna de mortalidad, y que, independientemente de la tristeza que me abriga, por entender las vicisitudes de la muerte y lo que me sugiere el mas allá, me siento recompensado en tener la posibilidad de generar utilidad en el gesto. Ser el motor inmóvil de un recuerdo. Sonrisa.
Ser caos y virtud, orden y defecto en la vida de cualquier individuo. Sugerir, por supuesto.
¡Definirnos! y construir esa definición apartir de lo que sabíamos, lo que sabemos y lo que vamos a saber. Respecto a lo susodicho, definirnos es hacer de nuestra existencia, la delicia, el placer y el tugurio de un tercero y con eso sugerir con soberana tranquilidad, que hemos existido en función del sentimiento de otro, que somos no lo que creemos ser, sino lo que los demás creen de nosotros. Así, nace un individuo que se define a partir del gesto de aquel, del movimiento de otro, de su aliento de olivo. Espejos.
Es, pues, vivir para germinar y explotar con recalcitrante vitalidad la existencia de un tercero, en virtud de sentir que fuímos, porque otro nos permitió Ser.
¿Y qué es Ser? -Dirían los heróes ¿Y qué es "Yo soy"? -Dirían los entusiasmados. Y, para consuelo de los débiles, he aquí mi verdad: ser feliz, es Ser con la expresión de otro Ser, y convertirnos en la reflexión del mismo.
Y si ser feliz no les atrae; bueno, que esa sea su felicidad.
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